El túnel de Montgat es la infraestructura ferroviaria más antigua que se conserva en la península Ibérica. Tiene una longitud de 127 metros y se trata de una infraestructura todavía en uso, a pesar de haber sufrido sucesivas transformaciones fruto de los avatares históricos y de las necesidades del servicio. Acabado de construir el 12 de mayo del 1848, es el único túnel existente de la que fue la primera línea peninsular, proyectada siguiendo la línea de la costa en terrenos de dominio público entre las localidades de Barcelona y Mataró.
Este trazado tan solo se veía interrumpido por la mola del denominado cerro de Montgat, un promontorio rocoso formado por granitos paleozoicos que fue necesario perforar. Los trabajos para construir el túnel fueron rudimentarios, puesto que hasta el año 1861 no empezaron a utilizarse las perforadoras mecánicas de aire comprimido.
Desde finales de los años 1990, las vías tienen las medidas adaptadas a las exigencias de gálibo de los vehículos modernos.