El edificio del molino de aceite, inaugurado en 1905, contenía el primer molino movido con corriente eléctrica de la comarca. En una época en la que el resto eran molinos hidráulicos, movidos por la fuerza del agua, la energía eléctrica supuso un gran paso adelante.
La forma del molino recuerda la de una iglesia románica. Como en todos los edificios que componen el conjunto de la Casa Mauri, el propietario le dio una gran relevancia estética. Es un edificio de planta rectangular con tejado de dos aguas que tiene una garita en cada vértice. Las fachadas se rematan por la parte superior con una banda decorativa de pequeños arcos de ladrillos bajo un friso de dientes de sierra. Es de estilo neorománico, con una fuerte presencia decorativa de vitrales, forja y mosaicos de Lluís Bru i Salelles. La escultura exterior de la fachada, que representa a Sant Josep (San José) con el niño Jesús, es obra del escultor Josep Llimona.
El viejo edificio fue remodelado en los noventa con materiales nobles y mantiene la belleza del pasado. Una doble escalera conduce de la parte inferior al primer piso donde se encuentran las instalaciones del viejo molino del aceite. En la actualidad, el molino está completamente restaurado y desde el año 1993 se utiliza como centro cultural polivalente.