La fábrica de productos cerámicos Pujol i Bausis —conocida popularmente como “La Rajoleta”— ofrece una visión del legado ceramista de Esplugues. Pujol i Bausis fue un punto de referencia en el ámbito de la producción de la cerámica industrial catalana, muy especialmente durante la época de esplendor del modernismo y novecentismo. Arquitectos como Gaudí, Gallissà, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner, Font i Gumà o Bassegoda nutren sus obras arquitectónicas de los elementos cerámicos elaborados en Pujol i Bausis.

Según el detalle de los catálogos de la fábrica, su establecimiento data del año 1850. Sin embargo, según los últimos estudios, la empresa fue fundada en 1858 por dos socios, Màrius Jourdan Bourrell y Joan Terrada Cornet, naturales del sur de Francia. La empresa tomó una gran relevancia como fábrica de cerámica artística en la década de 1870, cuando era comandada por Jaume Pujol y Bausis. A finales del siglo XIX, el negocio pasó a manos de Pau Pujol Vila, momento que coincidió con la época de oro de la fábrica.

Pujol i Bausis, con su última denominación Industrial Cerámica Vallvé, S.A., dejó de funcionar en 1984. Clausuraba definitivamente una empresa que había sido puntal de la cerámica industrial de nuestro país.

Desde el año 2002, se puede visitar el recinto de la fábrica, donde se muestra una pequeña exposición permanente que presenta la historia y la producción de la fábrica. La visita incluye un recorrido por una serie de elementos del proceso de producción: un horno para la cocción de piezas de barro para la construcción, como los ladrillos y las tejas; seis hornos de tipo árabe de dimensiones extraordinarias, dos de ellos enterrados a 9 metros de profundidad, en las cámaras de cocción de los que se produjo gran parte de la cerámica modernista; dos hornos de botella donde se producía gres y porcelana, así como otras estructuras como la chimenea de la máquina de vapor o las balsas de decantación del barro, elementos que ayudan a visualizar parte de los procesos de la producción cerámica.

Emplazado junto al recinto de la fábrica, a pocos metros, hay el Museu Can Tinturé, que alberga la colección de azulejos de muestra de Salvador Miquel, cuya visita permite una lectura estética y amplia de la producción ladrillera preindustrial en Cataluña.