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Autódromo de Terramar
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Uno de los peraltes del autódromo de Terramar© Teresa Llordés
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La curiosidad
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El autódromo de Terramar, construido en 1923 y situado en el término municipal de Sant Pere de Ribes, fue uno de los primeros autódromos del mundo. En el momento de su construcción, Europa solo disponía de dos autódromos, el de Brooklands y el de Monza, y en los Estados Unidos solo había el de Indianápolis. En el autódromo de Terramar se celebró el Primer Grand Prix Internacional de España en 1923, como parte de los actos inaugurales. Tiene una longitud de unos dos kilómetros, es ovalado y destacan sus peraltes de más de 60 grados.
Diseñado por Jaume Mestres i Fossas, el autódromo fue construido en tan solo 300 días con un coste de cuatro millones de pesetas. La inauguración, a la que asistieron el monarca Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera, fue encabezada por el sabadellense Francesc Armengol, promotor de la urbanización de Terramar de Sitges y uno de los principales inversores del circuito. Sin embargo, la clase acomodada barcelonesa rápidamente dejó de asistir al autódromo.
La elevada inversión para la construcción del circuito, sumada al escaso público que asistía a las pruebas, comportó que no se pudieran otorgar premios monetarios a los pilotos por sus victorias. Este hecho y las quejas de los pilotos por los elevados peraltes, que no consideraban bastante seguros, afectaron a la reputación del circuito. Así, en 1925 se dejaron de celebrar carreras, y en 1929 pasó a manos de Edgar Morawitz. La inversión de Morawitz volvió a hacer posibles las carreras a partir del año 1932, con una prueba del campeonato español de motociclismo. Después de la Guerra Civil española (1936-1939), los terrenos pasaron a ser una explotación agrícola y se abandonó definitivamente la organización de actividades automovilísticas. El circuito está abandonado, pero dispone de un proyecto para su rehabilitación.
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Datación: 1923
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Autor: Jaume Mestres i Fossas