El Molino d’en Mornau, en Sabadell, está considerado el molino papelero más grande del siglo XVIII que se conserva en Cataluña. Ya funcionaba como molino pañero a mediados de siglo XVI, pero fue en 1776 cuando se construyó el nuevo edificio. Junto con la fábrica dels Panyos de Manresa, la Igualadina Cotonera y el Vapor Vell de Sants, es uno de los ejemplos que ayudan a comprender la riqueza productiva de la segunda mitad del siglo XVIII, a la vez que constituye uno de los símbolos del paso de una instalación protoindustrial de la etapa inicial de la industrialización al desarrollo industrial del siglo XX.
Forma parte de la cuenca industrial del río Ripoll y es uno de los pocos grandes edificios industriales que se mantiene de aquella época. Su estructura es la más habitual en esta tipología fabril, que también encontramos en el Molino de la Vila de Capellades: estructura rectangular con cubierta a dos aguas y fachadas con aperturas rectangulares que se repiten a lo largo del paramento.